Resulta a veces díficil saber si vamos hacia adelante o hacia atrás, si avanzamos o caemos, si seguimos o paramos. Miramos a nuestro alrededor buscando referencias, intentando situarnos, pero ni siquiera eso nos ayuda, porque todo parece girar al unísono en un mareante baile infinito. Es entonces, desorientados y agotados, cuando surgen los fuegos purificadores, las metamorfosis, los caminos inexcrutables. El cambio se convierte así en referencia, en piedra de toque y guía para nuestros pasos, en tabla de salvación ante el desolador mar de la duda. El camino se hace fin en si mismo, y aunque doloroso e injusto, nos lleva de nuevo a la senda de la ilusión mientras en la penumbra de nuestra tristeza escuchamos canciones que nos hacen llorar.
jueves, 28 de octubre de 2010
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