Hoy ya no esperamos a nada para hacer vida veraniega. En cuanto luce el sol con un poco de fuerza y los días se empiezan a alargar comenzamos a fabricarnos el estatus estival: Salimos de trabajar y vamos un ratito a la playa, o a tomar unas cañitas con los amigos al amparo de una terraza y una sombrilla si somos de la meseta y el mar solo es de cereal; empezamos a vestir disfrazados de guiris, con esa lamentable moda de los piratas, las bermudas, las chanqletas, y por supuesto, que no falten las gafas de sol hasta en la sopa.
No se muy bien porqué pero parece que alguna extraña hormona se dispara y nos anima a vivir, a disfrutar, a no desaprovechar ni un instante, a dejarnos llevar por la novedad y estar abiertos a lo que pueda venir... Ese es el verano. Hacemos bien en afrontarlo así, no es fácil en el mundo en que vivimos encontrar momentos de solaz, divertimento o bienestar, y no es aconsejable despreciarlos. Así pues, decidíos, aprovechadlo, disfrutad de él, cargad vuestras pilas. Cada día que pasa no vuelve...
Por último, por supuesto que el verano no sería lo mismo sin música. Pensé proponeros un temita veraniego de Georgie Dann, pero mejor voy a optar por ésta otra canción. Me encanta escucharla en verano tumbado al fresco de la noche, con los ojos entornados, dejando que el sonido de su guitarra invada mi cuerpo y sus sutiles palabras, mi corazón. Disfrutadla.