Escucho la noticia de que se cumple el 50ª aniversario de el estreno de la película "EL APARTAMENTO".
Me gusta el cine, me gustan las películas, unas más que otras claro, y ésta, es de las que recuerdo más, digamos, cariñosamente. No se me da nada bien recordar grandes datos, ni nombres, ni siquiera años, fechas y todo eso; creo que es básicamente porque todo lo que no sea determinante me importa un pimiento.
Sí recuerdo que la peli es de Billy Wilder, uno de los grandes directores de la historia del cine. Emigrado a Hollywood desde Austria como uno de los guionistas más potentes del momento, pronto supo brillar también como director, y de la mano de su amigo y también guionista I.Z. Diamond firmó algunas de las, en mi opinión, más impactantes películas rodadas entonces. Desde luego, EL APARTAMENTO es una de ellas.
Recuerdo especialmente el agridulce sabor de su visión, la extraña sensación de amargura que por instantes me invadía al verla, mezclada con las sonrisas generadas por ese humor tan característico, fino y sugerente, que el austriaco ponía en cada una de sus cintas.
Se me viene a la memoria también un genial Jack Lemon, grandioso actor de mil registros y siempre bien utilizados, en este caso puestos al servicio de C.C.Baxter, un sencillo trabajador que presta su apartamento a sus jefes para sus escarceos y líos extramaritales. Por cierto, personaje cuyo nombre dió origen al de éste BLOG.
Magnífico Fred Macmurray en su papel de jefe despiadado, taimadamente egoista y sin escrúpulos, con ese desdén tan habitual en quien primero piensa en él, luego en él, y por fin...en él.
Y por último, me resulta inolvidable la mirada de Shirley Maclaine (srta.Kubelik), perdida la mayor parte de la película, borrosa y triste. Fantástica.
Así pues, no se si es cierto que la película ganó 5 oscars en 1960, que se batió en dura pugna con otras como Psicosis o El álamo, que fue la última película en blanco y negro que ganó un oscar hasta La lista de Shindler, u otros datos que puedan parecer de interés.
Francamente, yo me quedo con el sabor que me dejó su visión, con el aroma que me invade cada vez que la recuerdo, y con la inmediata reentré que se me produce al visionar de nuevo unos pocos de sus fotogramas.
El tiempo, como al buen vino, la ha hecho aún mejor. Esa es su grandeza.
Como siempre adjunto el link por si alguien quiere verlo casi como Dios manda.
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